sábado, 18 de diciembre de 2010

HABEMUS AVE










ACEM (ASOCIACIÓ PARA LA CONSERVACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS DE LA MANCHUELA) – ECOLOGISTAS EN ACCIÓN DE LA MANCHUELA.
Autor. Ximo Azorín.
HABEMUS AVE
El próximo 19 de diciembre, por si alguien no lo sabe todavía, entrará en funcionamiento el AVE que conectará a Albacete con Madrid, Valencia, Cuenca. Y se presentará con todo triunfalismo por nuestros dirigentes, será esta infraestructura una dinamizadora de nuestra economía, un gran acontecimiento que vaticinará un futuro prometedor. El AVE pondrá a Albacete a unos cuantos minutos de otras capitales, pero eso sí, no será un tren de servicio público para la mayoría, no habrá estudiantes, trabajadores, familias…, será para una minoría, estará repletísimo de empresarios, políticos y jugadores de golf, “¡Que guay¡”.
Desde nuestra asociación ACEM (Asociación para los Ecosistemas de la Manchuela), queremos dar nuestra visión, compartida por otros colectivos como la Plataforma por un Ferrocarril Público, Social y Sostenible, Sindicatos Ferroviarios, colectivos sociales y ciudadanos particulares, una visión muy distinta de la que nos vamos a cansar de oír en los medios de comunicación.
Los grupos ecologistas, desde siempre nos hemos posicionado en contra del AVE, y motivos no nos faltan. El AVE es una infraestructura lineal muy dura con el territorio donde discurre, como muestra la fotografía adjunta, (es aconsejable también ver fotos aéreas de su trazado o pasear junto a sus vías en una zona forestal para contemplar la destrucción que significa).
Supone una severa afección sobre los valores naturales por la grave alteración de los ecosistemas, destrucción de la vegetación (cientos de miles de árboles han desaparecido con el AVE que se inaugura), e incompatible con la conservación de la Red Natura 2000. Además es una infraestructura que produce un efecto barrera, parcelando los ecosistemas, fragmentando el territorio, y amenazando y aislando las especies protegidas, en cada vez territorios de menor tamaño. Las obras de AVE son una gran pérdida para la naturaleza: pérdida de biodiversidad, pérdida de suelo fértil, pérdida de paisaje, pérdida de riqueza, eso sí de riqueza natural, pero que seguro en el futuro se valorará más que otro tipo de riqueza. Pero es que el AVE además de estos enormes impactos ambientales, es un tren anti-ecológico por ser energéticamente ineficiente, por su altísimo consumo energético, que es casi el de un avión.
Como ecologistas nos afecta los graves impactos que esta infraestructura causa sobre los ecosistemas que atraviesa y por su consumo energético, pero además hay razones, sociales, económicas y territoriales para oponerse al AVE, y no dejarse engañar por toda la parafernalia de las inauguraciones que nos la presenta como un logro de la sociedad.
El ave es un tren antisocial.
Denunciado por diferentes colectivos, sus precios son elitistas. Su precio es disuasorio para la mayoría de la población, a los ciudadanos comunes se les deja el coche privado o el autobús, (precio autobús Albacete-Madrid es de 16,50 euros, tres veces más barato).
El precio del billete de AVE Albacete-Madrid será de 56,8 euros, 22,8 euros más que el tren convencional actual. El ahorro de tiempo será aprox. de 45 minutos, por tanto cada hora ahorrada de tiempo de viaje costaría unos 30,4 euros, (es decir 8 veces el salario mínimo interprofesional). La gran mayoría de la población no querrá “comprar” horas a 30 euros la unidad, y en cambio, disfrutaría leyendo un libro o relajada en su asiento el tiempo adicional de duración del trayecto, a la vez que dispondría de más dinero para llegar mejor a fin de mes. ¿Queda alguna duda de quiénes seguirán tomando los autobuses y los pocos trenes convencionales que han dejado para Madrid y quiénes viajarán en AVE?
El AVE que estrenamos en aras de la velocidad penaliza las paradas intermedias, y abandona a su suerte todos los pueblos que hasta ahora conectaba el tren convencional. El mundo rural periférico de las grandes ciudades se muere en el olvido sin un triste autobús que de servicio a la gente que no tiene, no quiere o no puede tener coche. Une grandes ciudades pero divide el territorio, no dando ningún tipo de servicio a las poblaciones por donde pasa, ni posibilidad de enlace desde otras próximas, y
elimina otros trenes alternativos más económicos y populares, expulsando a sus tradicionales usuarios a la carretera.
Nuestros políticos recitan incansables este mantra “Con su llegada a Albacete llegará la prosperidad”, nos recuerda BIENVENIDO MR. MARSHALL O BIENVENIDO MR. AVE.
Pero el AVE es antieconómico
Su elevadísimo coste no se podrá amortizar nunca, según se anuncia 12.410 millones de euros todas las líneas de Albacete, Madrid, Valencia, Cuenca y Murcia. Pero lo que es peor, su funcionamiento y mantenimiento tampoco se cubrirá con el precio de los billetes. Será siempre un transporte deficitario, pero no con una finalidad social mayoritaria, un despilfarro sublime de dinero público.
Aún así, existe una fe inquebrantable en el dogma del desarrollo económico y bienestar que nos va a proporcionar el AVE. Han convencido a una parte de la sociedad de Albacete que el este transporte impulsará un desarrollo económico, y sin embargo la experiencia de las líneas AVE en servicio, a pesar del triunfalismo oficial, no ha cubierto las expectativas anunciadas. Muchos estudios europeos concluyen que no es real el vínculo automático entre infraestructura y mejora económica. Así España es actualmente el país del mundo con más kilómetros de alta velocidad, y el primero de Europa en autovías y autopistas, (3º del mundo), y sin embargo también somos record en desempleo. Estos records surrealistas no nos han hecho más competitivos.
Los beneficios aireados (la construcción, por ejemplo) se habrían producido en igual o mayor medida, si se hubiera invertido en toda la red ferroviaria para llevarla a estándares europeos y para muchos más viajeros. Otros beneficios son muy dudosos: vendrán empresarios, personas con mucho dinero para gastar en los comercios y en la hostelería, (no parece el cuento de la Lechera). Todo esto, desde la óptica manchega no suma, sino que resta, está de sobra comprobado que una infraestructura de comunicación potente beneficia siempre al polo más fuerte, en este caso Madrid y Valencia. Por no nombrar al ámbito rural, porque en todo caso el AVE centraliza más, las ciudades crecen más y condena más a los pueblos.
En realidad, la decisión de apostar por el AVE no fue económica sino política. Los sucesivos ministros siempre intentaban explicar que era suficiente con modernizar la línea existente (basta consultar documentos oficiales), y fueron presiones políticas, periodísticas, y las grandes empresas constructoras las que llevaron al señor Cascos a prometer “AVE para todo todos”, aunque no haya necesidad. Es muy difícil entender la postura de un partido supuestamente progresista como el que gobierna, construyendo con fondos públicos AVE, aeropuertos, invertir grandes sumas en carreteras y autovías, y dejar de lado el medio de transporte más sostenible y social de nuestra provincia, el tren convencional.
El movimiento ecologista siempre apostó por el tren convencional, la modernización general del ferrocarril habría supuesto ampliar conexiones, liberar tráfico de carreteras y vertebrar las localidades pequeñas. El tren convencional es el que usa la mayor parte de la población, son los trenes de cercanías, el Talgo, Alaris y Euromed, es el modo de transporte con menos emisiones, en definitiva es el tren mas ecológico, mas social y mas rentable.
Como Conclusión, el AVE es un derroche de fondos públicos que son transferidos a las grandes constructoras, sin una rentabilidad social y con grandes impactos ambientales. Nos sobran infraestructuras en Castilla la Mancha, algunas tristemente y claramente confirmadas como el Aeropuerto de Ciudad Real, y tiene que mostrarse su inutilidad, cuando ya se han construido y se han dinamitado inmensos recursos públicos. En fin, que si el objetivo de la inversión pública era favorecer los desplazamientos de las personas con gran poder adquisitivo para que estos generen riqueza, pues podíamos haberlos llevado en limusinas, hubiese sido menos costoso y más ecológico.